Normas básicas

La utilización de herramientas tecnológicas exige, al igual que ocurre con cualquier otro tipo de herramientas, comportarse de forma prudente para evitar consecuencias negativas. Antes de continuar queremos subrayar que la prudencia no tiene nada que ver con la paranoia: es una actitud vigilante pero tranquila que salvaguarda nuestra seguridad y nuestros intereses.

Adoptando pues esta actitud básica podemos decir que existen conductas de protección de la seguridad de tipo activo y de tipo pasivo. Sería algo similar a lo que ocurre cuando nos ponemos al volante de un coche: abrocharse el cinturón supone dotarnos de una protección pasiva, mientras que mantener una velocidad adecuada o regular las paradas para que el cansancio no nos provoque sueño entraría dentro de conductas activas que, en ambos casos, redundan en un aumento de la seguridad.

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