4.4. Hardware vs software

El software está ganando cada vez más terreno al hardware. Es decir, muchos aparatos que hasta hace poco sólo podían tenerse a través de hardware, se tienen actualmente en una versión emulada de software o, más aún, están saliendo programas que jamás tendrán su versión hardware. Son programas que nos permiten disponer de versiones virtuales de sintetizadores, samplers, unidades de efectos, etc. Algunos recrean o emulan aparatos que son ya míticos dentro de la música electrónica, pero otros nos ofrecen todo un mundo de nuevas posibilidades.

Naturalmente, todo esto ha sido posible gracias a la cada vez mayor potencia de los ordenadores. Aunque, lógicamente, cuantos más de estos programas se quieren poner en funcionamiento simultáneamente, más se ve comprometido el correcto funcionamiento del ordenador.

Algunos de estos programas tienen un funcionamiento autónomo y otros requieren de la existencia de un programa anfitrión (generalmente un secuenciador), en el cual actúan como plugins (es decir, como programas que se "enchufan" a un programa principal aumentando sus funciones).

Desde los comienzos de estos programas han surgido detractores y defensores. Los detractores afirman que, mediante software, no se pueden conseguir las mismas prestaciones que con hardware, en cuanto a calidad y seguridad del sistema (algo muy importante sobre todos en las actuaciones en directo). Los defensores alegan, por contra, que la calidad del software es ya equiparable al hardware, que la mayor potencia de los ordenadores hace que el sistema cada vez tenga menos problemas para ejecutarlos y creen que ese es el futuro de la música con el ordenador y que, además, como ventajas tiene: mejor portabilidad (en el disco duro del ordenador pueden ir el equivalente a muchos aparatos hardware), mejor precio, actualización más sencilla y frecuente y una fácil gestión y control (a través de la pantalla del ordenador).

El software está permitiendo que el acceso a las tecnologías, que facilitan los procesos de creación musical, llegue a cada vez mayor número de personas. Quizás el reto esté en aprender a canalizar todo ese potencial y todos esos medios. Descubrir lo que realmente queremos hacer nos ayudará a establecer qué medios necesitamos para conseguirlo. Y seguro que, en muchos casos, descubrimos que la cantidad de aplicaciones informáticas y de prestaciones de cada una de ellas, las que de verdad vamos a utilizar, se reduce considerablemente. Habría que dedicar más tiempo a desarrollar la creatividad que a leer manuales y tutoriales. Y cuando esas aplicaciones se queden cortas y no cubran nuestros objetivos, entonces será el momento de cambiar o de actualizarse. Aunque también es cierto que estas reflexiones se hacen pensando en los que podemos caer en la "borrachera" tecnológica, porque en el polo opuesto se encuentran muchas personas que no utilizan o aprovechan los recursos tecnológicos que tienen a su alcance, simple y llanamente porque no saben qué hacer con ellos o qué es lo que les permiten hacer.