3.1. Micrófonos

En cualquier tienda de informática pueden encontrarse pequeños micrófonos de sobremesa muy baratos, que pueden servir perfectamente para hacer sencillas grabaciones de voz (incluso podrían emplearse en el aula para grabar voz hablada, cantada o instrumentos). Pero es obvio que la calidad de estas grabaciones no va a ser muy grande. Los micrófonos son los "oídos" de nuestro ordenador. Ahí es donde el sonido analógico empieza el recorrido, antes de digitalizarse en la tarjeta de sonido.

Los micrófonos, al igual que los altavoces, son unos transductores (convertidores) que se encargan de transformar las ondas acústicas en señales eléctricas o viceversa (los altavoces). Para ello tienen una membrana flexible llamada diafragma que vibra respondiendo a las variaciones de presión del aire. La energía de esas vibraciones se transforma en su interior en una señal eléctrica, que será la que se grabará digitalizándola con la tarjeta de sonido.

En el momento en que queramos mejorar la calidad de nuestras grabaciones, deberemos plantearnos utilizar micrófonos de una cierta calidad. Por orden de menor a mayor precio (aunque dentro de cada grupo hay también variedad) tendríamos los siguientes tipos de micrófonos:

  • Dinámicos. Son un poco todoterreno y pueden servir para grabar voces e instrumentos. También son más resistentes, tanto a los golpes como a las presiones sonoras (lo que se traduce también en una menor sensibilidad). Su respuesta a las frecuencias agudas es menor. Se utilizan frecuentemente en los directos, para percusión, guitarras, bajos,...
  • De condensador. Suelen ser más sensibles que los dinámicos y suelen requerir lo que se denomina "alimentación fantasma" (las tarjetas de sonido y las mesas de mezclas con entradas específicas para estos micrófonos se la suelen proporcionar). Cuanto mayor sea el tamaño de su diafragma, mayor será su sensibilidad (y su precio). Son micrófonos sensibles y con buena respuesta en las frecuencias agudas. También son más delicados y, por tanto, menos aptos para el directo. Se utilizan en estudios de grabación, de radio y televisión.

Micrófono dinámico Shure SM-58

Micrófono de condensador M-Audio Solaris

Los patrones de respuesta de un micrófono están en función de su direccionalidad y establecen qué área será sobre la que actuarán, principalmente, a la hora de recoger la señal. Generalmente cada micrófono tiene un patrón fijo, aunque algunos de alta gama dan la opción de modificarlo. Dos de los principales patrones son:

  • Cardioide. Capturan la señal que procede justo de enfrente de la cápsula del micro. Sirven para recoger con precisión al instrumento o la voz, ayudando a rechazar otro tipo de sonidos ambientales.
  • Omnidireccional. Capturan la señal de todas las direcciones. Son adecuados para captar el ambiente de una sala, por ejemplo.

La señal de los micrófonos es muy débil y requiere de algún sistema, para poder ampliarse al nivel de cualquier otro dispositivo de entrada en línea. Las tarjetas de sonido más básicas tienen una entrada para micrófono (con conexión minijack), que no están preparadas precisamente para micrófonos de calidad y que, además, disponen de la opción de incrementar la ganancia del micrófono hasta en 20dB. Si no queremos utilizar esta entrada y queremos utilizar una entrada en línea, existen varias posibilidades:

  • Conectar el micrófono a través de un puerto USB. Ya existen micrófonos concebidos para ser utilizados directamente con un ordenador y que se conectan al mismo a través de un puerto USB.
  • Conectar el micrófono a través de una mesa de mezclas. Muchas disponen de entradas específicas para micrófonos preamplificando su señal.
  • Conectar el micrófono a un dispositivo audio con entrada específica para micrófonos. Las tarjetas de audio más profesionales suelen incorporar entradas con preamplificación, para micrófonos e incluso alimentación phantom para micrófonos de condensador.
  • Conectar el micrófono a un preamplificador (lo que se suele denominar un previo). Estos aparatos se encargan justamente de preamplificar la señal del micrófono.
  • Conectar el micrófono a un canal de grabación. Un canal de grabación básicamente aporta un previo para el micrófono, ecualización y compresión. En definitiva, amplían lo que sería un previo con funciones propias de una mesa de mezclas. De este modo puede disponerse de un canal de entrada de micrófono con mayor calidad que el que aportaría el de una mesa de mezclas de un estudio doméstico.

La calidad de esta conexión no debe descuidarse, puesto que condicionará la señal que realmente entrará en nuestra tarjeta de sonido. Es decir, si el preamplificador es malo, de nada sirve que tengamos un gran micrófono. Además, en la calidad de la conexión interviene la calidad y el tipo de conectores empleados. Si en micrófonos de uso doméstico son habituales conectores minijack 1/8" o jack 1/4", a nivel profesional se recurre a conectores XLR.

La sofisticación en la construcción y selección de micrófonos, por parte de los ingenieros de sonido, puede llegar casi a establecer un determinado tipo, en función de la voz o del instrumento musical que se quiera grabar. Además, existen recomendaciones, fruto de la experiencia, para aconsejar la colocación (distancia, orientación,...) de los micrófonos, en función del instrumento que se quiera grabar. Pero todos esos consejos no evitarán la necesidad de probar y experimentar, hasta lograr captar el sonido deseado.

Para las voces suele utilizarse un filtro antipop, que previene los sonidos explosivos parejos a consonantes como la P, la B o la T. Consiste básicamente en una pequeña pantalla, que se coloca entre el vocalista y el micrófono, para frenar la fuerza de dichos sonidos.