El ordenador en el aula

El ordenador es posible que acabe saliendo de las actuales aulas de informática para integrarse como un elemento habitual dentro de la clase sea, cual fuere el área didáctica que se trabaje. Sin embargo, y hasta que esa situación pueda realmente llevarse a cabo y generalizarse, no cabe duda de que el Aula de Música es una de las que presenta más interés para disponer ya de, al menos, un ordenador; un ordenador que reúna unas características mínimas en cuanto a potencia (microprocesador, memoria RAM, disco duro, etc... características que comentaremos más adelante), calidad de la tarjeta de sonido, regrabadora, tarjeta de vídeo (especialmente que tenga la posibilidad de conectarse a un televisor o, mucho mejor, a un proyector). Y, naturalmente, no podemos olvidar la posibilidad de conectarlo a un teclado maestro o a un módulo de sonido, a unos altavoces (que podrían ser incluso los del propio equipo de música del aula) y a un micrófono u otros dispositivos de entrada audio que, a su vez, podrían estar conectados a una pequeña mesa de mezclas.

Con esta breve descripción del equipo mínimo, que podría formar parte del aula, ya hemos empleado un vocabulario que quizás asuste a más de uno, pero que esperamos que en el desarrollo de este curso se vaya aclarando y comprendiendo.

Insistimos en que casi todas las cuestiones que aquí trataremos podríamos extrapolarlas a otras áreas didácticas. Naturalmente todas las asignaturas que trabajen con el sonido pueden verse más identificadas (por ejemplo las lenguas extranjeras); incluso etapas como la Educación Infantil pueden encontrar muy útil una utilización habitual del sonido a través del ordenador. Y, en definitiva, cualquier área que quiera trabajar con el sonido o con materiales multimedia.

La cuestión más importante por responder es ¿para qué tanto despliegue tecnológico? ¿qué puede aportar el ordenador? ¿se puede obtener rentabilidad didáctica? Cualquiera que se inicie en el manejo del ordenador se plantea muchas veces si realmente merecen la pena la cantidad de horas que se invierten en su aprendizaje. Sin embargo, el control que tenemos sobre el sonido y música para modificarlo, editarlo, corregirlo, almacenarlo, reutilizarlo... es infinitamente superior con el ordenador.